Carrocera, el héroe fusilado

Higinio Carrocera fue condecorado por su heroica defensa de El Mazucu. Siete meses después murió fusilado por los vencedores


M. Gutiérrez

 
   Carrocera, segundo por la izquierda, en un hospital
   tras las heridas que sufrió en el frente de Pravia. / C.
   Suárez. Archivo Municipal de Gijón
 

El 3 de octubre de 1937 fue condecorado como héroe por su valor en la batalla del Mazucu. Siete meses después murió fusilado ante una tapia del cementerio de Oviedo. Higinio Carrocera Mortera, dirigente de la CNT en la comarca del Nalón, quedó en la memoria de los republicanos como un símbolo de la lucha por la libertad y un traidor a la patria para los vencedores.
Al inicio de la ofensiva nacional en Asturias, Carrocera se encontraba en Avilés. El 8 de septiembre de 1937 recibía la orden de asumir el mando de los batallones que combatían en primera línea. Sustituirá al jefe de la 12 Brigada, José Fernández, muerto en combate cuando cubría con una ametralladora la retirada de sus hombres.

El nuevo mando llegó al frente coincidiendo con uno de los ataques más duros del enemigo y con muchos de sus hombres desmoralizados tras el repliegue al que se habían visto forzados por la ofensiva franquista. Carrocera logró que sus tres batallones dispusieran de ocho ametralladoras y prometió a sus hombres que siempre estaría con ellos en primera línea de combate. Embutido en un chaquetón de piel y con un cayado en la mano, recorrió las casamatas para animar a los soldados y recibir los mensajes de los enlaces, que solían encontrar al jefe de brigada en los lugares más expuestos.

 
   Medalla de la Libertad, con la que Carrocera fue
   condecorado por la defensa del Mazucu
 

Pronto, su nombre se popularizó en las filas republicanas. Su valor sería reconocido incluso por sus enemigos. En una de sus arengas nocturnas desde Radio Sevilla, Queipo de Llano reconoció “la dura resistencia de ese Carroceda o Carrocera, pero ya le bajaremos los humos”.

El día 12 de septiembre, el empuje de las Brigadas Navarras amenazaba con desbaratar las líneas defensivas. En sus puestos se defendían como podían los hombres del 220 Batallón de Carrocera, llamado despectivamente 'Recula' por sus propios compañeros. Los nacionales

 
  Soldados republicanos defendiendo su posición con
  una ametralladora
 

avanzaban por las crestas y pronto comenzó una encarnizada lucha cuerpo a cuerpo. Los soldados de Carrocera iniciaron la desbandada. El jefe de unidad no llegó a sacar su pistola Mauser de la funda. Los devolvió a sus posiciones entre insultos y garrotazos. De nuevo parapetados, resistieron entre las rocas las sucesivas oleadas. Ningún miliciano volvería a llamar 'Recula' al Batallón 220.

Hasta el 15 de septiembre, Higinio Carrocera y sus hombres lograron contener el avance enemigo. Ese día, el mando republicano, consciente de que sus tropas habían sido masacradas, ordenó la retirada, “un repliegue ordenado hacia Meré”, como se definió lacónicamente el parte de guerra oficial.

 
 Tropas republicanas en la sierra del Cuera. / C. Suárez.
  Archivo Municipal de Gijón
 

Por su resistencia, los defensores de la República llamarán a Carrocera el 'Leónidas del Mazucu'. Pocos días después fue condecorado y enviado de nuevo a primera línea.

Replegado junto a sus tropas hacia Oviedo, tras la caída de Asturias intentó abandonar la región en el vapor 'Llodio'. El barco llegó a salir de El Musel, pero a la altura del cabo Peñas fue interceptado por la armada franquista. Carrocera dio a sus captores un nombre falso: Vidal Fernández. Junto al resto de prisioneros fue trasladado primero a Ribadeo y luego a La Coruña. En la prisión gallega fue  identificado. El 2 de enero  de 1938 fue entregado a la Guardia Civil para su traslado a Oviedo. El 21 de enero un Consejo de Guerra urgente le condenó a muerte. “Muero con la mayor tranquilidad que en estos momentos se puede tener, puesto que la conciencia de nada me acusa, no teniendo más pesar que el estado en que quedan mi madre y mis hermanas”. Fue su última declaración antes de que sus carcelero lo situaran ante al pelotón de fusilamiento.